"Seré el que siempre esperó, que le abrieran la puerta..junto a un muro sin puerta"(Pessoa)

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Argentina
"...Creando convalecí, y en ese esfuerzo sané..."

jueves, 28 de agosto de 2008

Antes de leer: ¿Nube o Cielo?

Cuan seguido tendemos caer en una de esas; esponjosas, espesas, llenas de pajaritos y paz singular y de hecho ya no tan particular pero si personal a la que no tardamos en denominar “nube de pedo”, se ve que todos la conocemos bastante bien y de vez en cuando nos gusta retirarnos en comprensión de que en realidad parece ser el único lugar en el que la bienvenida es para todos sin importar edad, oficio, estado civil, religión, etc, etc, etc.
Debo reconocer que la empleo bastante seguido. Y digo “empleo” y no “visito” porque aunque suene paradójico la formamos nosotros mismos con nuestras inconscientes ganas de escapar de la realidad (me pregunto, ¿Cómo harán los periodistas en constante contacto con la información? ¿Tendrán una propia nube de pedo apta para el oficio? Quisiera investigarlo…). Resulta que hay una forma bastante moderna de trastocar este concepto y ellos son los extrañamente denominados “Emmo.”, los cuales cubren uno de sus ojos con un pelo lacio engominado encargado de aquel tan importante papel que cumple la función de tapar una parte de la realidad.
Todo parece demasiado gracioso, pero me siento tan identificada que me da culpa.

Ensalada de preguntas: esta bien que todos somos, por suerte, bastante diferentes, pero siempre esta la tendencia de por un instante querer olvidarse de todo lo que sucede alrededor, a algunos se nos prologa un poco el “instante…”, para otros es eterno…viven como en un eterno instante. Sabemos bien lo que nos hace volver, pero no se si identificamos lo que nos hace huir, solo lo necesitamos y lo hacemos. Me hubiese preguntado una tonta pregunta (valga la redundancia), que pasaría si quizás estuviésemos preparados para no dormir y vivir los días corridos, la vida de corrido… ¿Cómo seria tu vida de corrido? Inmediatamente pensaran, ¡nos volveríamos locos!,¿no nos volvemos locos ya?, no obstante, sabemos bastante bien que toda la maquinita sigue operando aunque creamos estar soñando dulcemente.
Hay una frase, que es muy simple, demasiado fácil de comprender, a la cual no la citare textualmente porque no la recuerdo en estructura pero si en esencia, desde que la escuche… me proporciono entre un dejo de sonrisa y una extraña amargura; de entenderla tanto, y no entenderla nada: La ignorancia hace a la felicidad.
Vos,¿Cómo elegís vivir?, ¿se elige?¿se pilotea?¿es una avión propio o prestado?¿sabemos a donde vamos?¿o vamos porque estamos? Sea cual sea las respuestas a nuestras preguntas; hay algo que no es prestado, que no es material, que no es impuesto, que tiene alas y que puede llevarnos lo mas lejos que jamás hayamos imaginado, nuestros pensamientos.
Solo requieren, como un gorrioncito que cayo, o una mariposa que mojo sus alas, que le demos calor, lo observemos constantemente y no nos quedemos tranquilos…hasta que los veamos volar.
Hay un cielo demasiado amplio que esta lleno de aire puro, y nubes demasiado angostas que solo esta hechas de gases nebulosos que no nos dejan ver… Cada uno elige donde quiere estar: en la neblina mas acotada de una simple nube como las que representamos con algodón en los dibujos de jardín o la amplitud mas perfecta, y mas infinita que al menos yo reconocí en mi vida, que es el azul del cielo donde conocemos ya,la labor de las gaviotas: si caemos… dos de ellas se descuelgan de la “V” (que en conjunto forman indicando claramente que todas van juntas, y aun mismo sitio) solo, y tan solo…en nuestro auxilio.
Una propuesta para pensar (y arriesgar…)

Si realmente tienes el deseo de estar con una persona, ¿no estas con ella ahora?
(Juan Salvador Gaviota) – Solo hay que dar el primer paso, y volar…volar eternamente para no depender de nada, para sentirnos libres y livianos ;para llegar ,hasta los puntos, menos imaginados…

lunes, 18 de agosto de 2008

A veces cuando pienso que todo esta perdido
voy hacia algunas formas de la muerte
me pego un tiro con una palabra
que alguna vez me fue tan transparente.
En la ternura del agua que corre
me recuerdan la llegada de unos trenes
sales de los mares curvas de los puertos
con mujeres descalzas en el verde
Voy hacia el fuego como la mariposa
y no hay rima que rime con vivir
no te pares no te mates
solo es una forma mas de demorarse.
En las tardes tranquilas cuando extraño todo
pienso que todo no es lo que perdi
una rosa de feria
y aun a costa de perder
se pierde pero se gana
la lucha es de igual a igual contra uno mismo
y eso es ganarla
no te pares, no te mates
solo es una forma de mas de demorarse.
Recuerdo la quietud de la tierra
la quietud de estar adentro
se cree mas en los milagros
a la hora del entierro
Este hombre trabajo
quien escribira su historia
la cal reseca la viuda que sueña
los amigos que siguen igual
La gloria en zapatillas
el florero vacio
quien sabe si se puso a pensar
para que vivo
vivo para no perder.
Voy hacia el fuego como la mariposa
y no hay rima que rime con vivir
no te pares no te mates
solo es una forma mas de demorarse.

J.C.Baglietto

martes, 12 de agosto de 2008

Ser o no ser, esa es la cuestión

Todo guerrero de la luz tuvo miedo antes de entrar en combate.
Todo guerrero de la luz traicionó y mintió en el pasado.
Todo guerrero de la luz falló en sus obligaciones espirituales.
Todo guerrero de la luz dijo Sí, cuando quería negarse.
Todo guerrero de la luz hirió a alguien que amaba.
Por eso es un guerrero de la luz, porque pasó por todo eso y no perdió la esperanza de ser mejor de lo que era: Somos responsables por todo lo que sucede en este mundo. Somos los guerreros de la luz. Con la fuerza de nuestro amor, de nuestra voluntad, podemos cambiar nuestro destino, y el destino de mucha gente...
Un guerrero de la luz sabe que, en el silencio de su corazón, existe un orden que lo orienta,
sabe que el fin nunca justifica los medios. Porque no existe el fin, sólo existen los medios. Si se concentra en una pregunta, perderá todas las respuestas que están a su lado.
Existen momentos en la vida, en que la única alternativa posible, es perder el control: un síntoma de muerte de nuestros sueños, es la Paz. La vida se convierte en una tarde de domingo, sin pedirnos grandes cosas y sin exigir mas de lo que queremos dar y su vez, que encontremos algo muy importante en nuestras vidas, no quiere decir que debamos renunciar a todo lo demás.
El buen combate es aquel que se libra en nombre de nuestros sueños; fue transportado de los campos de batalla, hacia el interior de nosotros mismos...
(Coelho: de "El Manual del Guerrero de la Luz", "El Peregrino","El Alquimista","Las Walkirias")
Los principios por los que yo estaría dispuesto a morir, para ti son sugerencias, posibilidades. Tú eliges y vives las consecuencias. Cada sí, cada no, cada tal vez... crean la escuela que consideras como tu experiencia personal : Todos somos ángeles maestros; todos hemos aprendido algo que alguien, en alguna parte, necesita recordar.
Empezaras a palpar el cielo, en el momento en que palpes la perfecta velocidad. Ésta no es volar a mil kilómetros ni a un millón, ni a la velocidad de la luz. Cualquier numero es ya un límite, y la perfección no tiene límites.
La perfecta velocidad es estar allí. El cielo no es un lugar ni un tiempo, porque el lugar y el tiempo poco significan. El Cielo es perfección: Si nuestra amistad depende del espacio y del tiempo,cuando por fin superemos el espacio, nos quedara un Aquí. Cuando superemos el el tiempo nos quedará un Ahora.
Y entre el aquí y el ahora..
¿no crees que podemos volver a vernos ?
(Richard Bach: de "Juan Salvador Gaviota", "Alas para vivir")
Había algo que me daba tanta tristeza... y que sigue dandome tristeza en algunos casos. Una mezcla rara entre culpa y tristeza, una pizca de impotencia, ¿porqué no?, ganas de que sea diferente, pero muchas ganas, deseos...Y la imposibilidad de lograr ese cometido, de lograrlo...casi como si fuese un deber, una obligación ya que la falla estaba dada hacia personas, y aun mas...personas para con las cuales debería sentir amor.
En el primero de lo casos por lo cual me he referido a la amistad mediante las palabras de Bach, digo...¿porqué para algunos seres humanos es tan difícil elegir lo verdadero de lo pasatista...?.Al final,¿serán mas felices?, ¿porqué uno elige querer a esas personas?¿circunstancias o amor verdadero? ¿porque uno las apaña a pesar de la humillación?¿porqué se siguen sus pasos aún sabiendo que no conducen a ningún lado, o , mejor dicho, sabiendo lo suficientemente bien hacia donde se dirigen... a la nada mas absoluta que la nada misma?.¿masoquismo?¿capricho? Que se puede querer de alguien que va y viene con todo el universo y que no tiene ningún remordimiento en soltarte la mano,para que luego te pierdas en las calles de la vida...o mas aun, justifican esa acción, la retorica los acompaña...y siempre encuentran algo que decir. Por suerte la insistencia y el cariño también se agotan. Recursos renovables que buscan "renovarse" en un mismo tiempo, y quizás en un mismo espacio...pero en otro mundo.(es decir, otras personas), de todos modos, por suerte, también se agotan. Quería escribir algo que diese cuenta de mi antiguo dolor, pero ya no salia mas que rechazo en las palabras... porque triste mente, también te solté la mano del alma. Y no me interesa volverte a encontrar.
El segundo caso es mas difícil, y aunque no de la mano... la situación me ata con una soga, para ser mas realista, con una cadena y 100 candados hasta que el tiempo, el destino y Dios lo decidan,yo debería liberar algún tipo energía cálida o real en un abrazo y debería poder acarrear sus palabras hasta mi corazón y hacer nacer de el algún respuesta. Esta me genera mucha impotencia, porque deberían ser mis seres queridos, y quizás sea un poco injusta. Quizás los juzgue por demás, o no. Quizás no tenga derecho a juzgar... o quizás lo tenga todo. Quizás debería sentirme aun peor...y eso es lo peor.
Si hay un sentimiento que se torna insoportable, es no sentir nada.

lunes, 11 de agosto de 2008

Solitario y oscuro. Segunda Parte

Fue un espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de la infancia y yo la veía correr desenfrenadamente en su caballo, con los pelos al viento y los ojos alucinados; y yo me veía en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con los ojos también alucinados. Y era como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o en túneles paralelos, sin saber que íbamos uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasazidos, delante de una escena pintada por mí como clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había por fin llegado.
¡La hora del encuentro!. Pero, ¿realmente los pasadizos se habían unido y nuestras almas se habían comunicado?, ¡qué estúpida ilusión mía había sido todo esto! No, los pasadizos seguían paralelos como antes, aunque ahora el muro que los separaba fuera como un muro de vidrio y yo pudiese verla a María, como una figura silenciosa e intocable...No, ni siquiera ese muro era siempre así: a veces volvía a ser piedra negra y entonces yo no sabía que pasaba del otro lado, que era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quizás había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que, en todo caso ,había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío; el túnel en que habían transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida.
Y en esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esa muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mio, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no vive en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera, esa vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad. Y aveces sucedía que cuando yo pasaba en frente de una de mis ventanas ella estaba esperándome muda y ansiosa (¿porque estaba esperándome?¿y porque muda y ansiosa?); pero a veces sucedía que ella no llegaba a tiempo o se olvidaba de este pobre encajonado, y entonces yo, con la cara apretada contra el muro de vidrio, la veía a lo lejos sonreír o bailar despreocupadamente o, lo que era peor, no la veía en absoluto y la imaginaba en lugares inaccesibles o torpes. Y entonces sentía que mi destino era infinitamente más solitario que lo que había pensado.

miércoles, 6 de agosto de 2008

El Túnel, Sábato . Primera Parte .

Lo prometido es deuda, pero he cambiado de rumbo, así que la deuda se aplacara con la propia enredadera de ideas que la entrada anterior les haya hecho florecer.
Porque me he dejado estar y aborde otro texto que para mi es mucho mas, no interesante, pero si significativo.
Es mi novela preferida (hasta el momento), de pies flacos pero largos…en 143 paginas me revela, y eso, es suficiente.
(Las partes que recorté se deben a que ya las he utilizado para otras producciones)

“Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.
(…) recuerdo tantas calamidades, tantos rostros cínicos y crueles, tantas malas acciones, que la memoria es para mi como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza. ¡Cuantas veces he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro del taller, después de leer una noticia en la sección policial! Pero la verdad es que no siempre lo más vergonzoso de la raza humana aparece allí; hasta cierto punto, los criminales son gente mas limpia, mas inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo mismo haya matado a un ser humano: es una honesta y profunda convicción. ¿un individuo es pernicioso? , pues se lo liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo una buena acción. Piensen cuanto peor es para la sociedad que ese individuo siga destilando su veneno y que en vez de eliminarlo se quiera contrarrestar su acción recurriendo a anónimos, maledicencias y otras bajezas semejantes. En lo que a mí se refiere, debo confesar que ahora lamento no haber aprovechado mejor el tiempo de mi libertad, liquidando a seis o siete tipos que conozco.
Que el mundo es horrible es una verdad que no necesita demostración (…)
Como decía, me llamo Juan Pablo Castel. Podrán preguntarse que me mueve a escribir la historia de mi crimen, y sobre todo, a buscar un editor. Conozco bastante bien el alma humana como para prever que pensarán en la vanidad. Piensen lo que quieran: me importa un bledo; hace rato que me importa un bledo la opinión y la justicia de los hombres. Supongan pues que publico esta historia por vanidad. Al fin de cuento estoy hecho de carne, huesos, pelos y uñas como cualquier otro hombre y me parecería muy injusto que exigiesen de mi, justamente de mí, cualidades especiales: uno se cree a veces un superhombre, hasta que advierte que también es mezquino, sucio y pérfido. De la vanidad no digo nada: creo que nadie esta desprovisto de este notable motor del Progreso Humano. Me hacen reír esos señores que salen con la modestia de Einstein o gente por el estilo; respuesta: es fácil ser modesto cuando se es celebre, quiero decir, parecer modesto. Aun cuando se imagina que no existe en absoluto, se la descubre de pronto en su forma mas sutil: la vanidad de la modestia.
(…)Podría reservarme los motivos que me movieron a escribir estas páginas de confesión; pero como no tengo interés en pasar como excéntrico, diré la verdad, que de todos modos es bastante simple: pensé que podrían ser leídas por mucha gente, ya que ahora soy célebre, y aunque no me hago muchas ilusiones acerca de la humanidad en general y de los lectores de estas páginas en particular, me anima la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme.
AUNQUE SEA UNA SOLA PERSONA.
¿por qué – se podría preguntar alguien – apenas una débil esperanza si el manuscrito ha de ser leído por tantas personas?. Éste es el género de preguntas que considero inútiles, y no obstante hay que preverlas, porque la gente hace constantemente preguntas inútiles. Puedo hablar hasta el cansancio y a gritos delante de una asamblea de cien mil rusos: nadie me entendería.
Existió una persona que podía entenderme. Pero fue, precisamente, la persona que maté.
Todos sabe que maté a María Iribarne Hunter.
Pero nadie sabe como la conocí, que relaciones hubo exactamente entre nosotros y como fui haciéndome la idea de matarla. Tratare de relatar todo imparcialmente, porque aunque sufrí mucho por su culpa, no tengo la necia pretensión de ser perfecto.
En el Salón de Primavera de 1946 presenté un cuadro llamado Maternidad. Era por el estilo de muchos otros anteriores: como dicen los críticos en su insoportable dialecto, era sólido, estaba bien arquitecturado. Tenia, en fin, los atributos que esos charlatanes encontraban siempre en mis telas, incluyendo “cierta cosa profundamente intelectual”. Pero arriba a la izquierda a través de una ventanita, se veía una escena pequeña y remota: una playa solitaria y una mujer que miraba al mar. Era una mujer que miraba como esperando algo, quizá algún llamado apagado y distante. La escena sugería, en mi opinión, una soledad ansiosa y absoluta.
Nadie se fijó en esta escena: pasaban la miraban por encima, como algo secundario, probablemente decorativo. Con excepción de una sola persona, nadie pareció comprender que esa escena constituía algo esencial. Fue el día de la inauguración. Una muchacha desconocida estuvo mucho tiempo delante de mi cuadro sin dar importancia, en apariencia, a la gran mujer en primer plano, la mujer que miraba jugar al niño. En cambio, miró fijamente la escena de la ventana y mientras lo hacía tuve la seguridad de que estaba aislada del mundo entero: novio ni oyó a la gente que pasaba o se detenía frente a mi tela.
La observe todo el tiempo con ansiedad. Después desapareció en la multitud, mientras yo vacilaba entre un miedo invencible y un angustioso deseo de llamarla. ¿Miedo a qué? Quizá, algo así como miedo de jugar todo el dinero de que se dispone en la vida a un solo numero. Sin embargo, cuando desapareció; me sentí irritado, infeliz, pensando que podría no verla más, perdida entre los millones de habitantes anónimos de Buenos Aires.
Esa noche volví a casa nerviosa, descontenta, triste.
Hasta que se clausuró el salón, fui todos los días y me colocaba lo suficientemente cerca para reconocer a las personas que se detenían frente a mi cuadro. Pero no volvió a aparecer.
Durante los meses que siguieron, solo pensé en ella, en la posibilidad de volver a verla. Y, en cierto modo, solo pinté para ella. Fue como si la pequeña escena de la ventana empezara a crecer y a invadir toda la tela, toda mi obra.
Una tarde por fin, la vi por la calle. Caminaba por la otra vereda, en forma resuelta como quién tiene que llegar a un lugar definido a una hora definida.
La reconocí inmediatamente, podría haberla reconocido en medio de una multitud. Sentí una indescriptible emoción. Pensé tanto en ella, durante esos meses, imaginé tantas cosas, que al verla no supe que hacer.
La verdad es que muchas veces había pensado y planeado minuciosamente mi actitud en caso de encontrarla. Creo haber dicho que soy muy tímido; por eso había pensado y repensado un probable encuentro y la forma de aprovecharlo. La dificultad mayor con la que siempre tropezaba en esos encuentros imaginarios era la forma de entrar en conversación (…)
me gusta imaginar mucho sobre esta primera parte.
de repente veo a una persona, ida, quizás, un poco... como en la espera de algo, donde parece haberlo todo. espera de "algo" y con eso alcanza para detonar lo especial que seria...vislumbrarlo desde lejos...ni siquiera tiene descripción, no tiene condiciones... solo debe llegar.
es como la mujer de la ventanita, como escena ínfima de la obra según el común de la gente.Lógicamente, si todos pudiese descubrirla...no estaría esperando nada. nadie la ve, pero esta y su presencia dice mucho mas de lo que se puede ver.
a veces siento cierto miedo...pasar por delante y no descubrir la medula de la obra, que no siempre es lo mas grandioso, lo mas impresionante...como en este caso, acaba por ser lo mas pequeño y escondido.
No hacia falta que lo entendiese todo el mundo. en eso no consistía el éxito de su arte. Pienso, quizás el debería sentirse frustrado por el hecho de pretender que solo una simple persona llegue a entenderlo, por otro lado... si todos lo entenderían, que lugar ocuparía esa persona especial que supo ver mas allá que los demás. Tendría sentido, mejor dicho... ¿tiene sentido que el publico tire rosas, sin que ninguna nos corresponda verdaderamente?.
Creo... que el éxito mayor, es el que llega tarde... perdón, corrigo mayor, por verdadero.
solo se detuvo en una muchacha, que según sus deducciones exactamente medidas era quien había visto un poco mas que el primer plano, quizás quien había acatado lo que el realmente intentaba decir, quizás la persona, esa única persona, que pudo ver en el, sin verlo. Pudo entender, sin escucharlo.Pudo querer...sin habérselo dicho nunca, y sin saberlo ella misma. Pienso eso porque es lo que a él le hizo sentir, y ese sentimiento no iba solo. La antenita se enciende, creo particularmente, cuando hay otra encendida...para hacer contacto,seamos conscientes o no.
pero es justamente esa única persona, a la que el mato.
y ya hablamos de esos tipos de muertes que van mas allá de la muerte misma aunque en el caso de Castel se trata de una muerte bien fría y sangrienta.
a veces las personas damos orden de muerte con la simple "nada". Y me hago cargo de este castigo...de todos modos creo que es algo muy ligado a lo personal, hay gente que nunca se daría cuenta del vacío que deja impotencia de no poder comunicar a pesar de que eso sea lo que se desee. el fracaso que a eso le corresponde, y el débil funcionamiento de nuestros soldados en defensa de los deseos y no de los fantasmas mentales. Aunque no a todo el mundo le suceda, yo... como Castel, sabemos bien de lo que hablamos.

sábado, 2 de agosto de 2008

El mito de Sísifo, de Albert Camus.

Los dioses habían condenado a Sísifo a empujar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.
Si se ha de creer a Homero, Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, se inclinaba al oficio de bandido. No veo en ello contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le convirtieron en un trabajador inútil en los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna ligereza con los dioses. Reveló sus secretos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por Júpiter. Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Éste, que conocía el rapto, se ofreció a informar sobre él a Asopo con la condición de que diese agua a la ciudadela de Corinto. Prefirió la bendición del agua a los rayos celestes.
Por ello le castigaron enviándole al infierno. Homero nos cuenta también que Sísifo había encadenado a la Muerte. Plutón no pudo soportar el espectáculo de su imperio desierto y silencioso. Envió al dios de la guerra, quien liberó a la Muerte de manos de su vencedor. Se dice también que Sísifo, cuando estaba a punto de morir, quiso imprudentemente poner a prueba el amor de su esposa. le ordenó que arrojara su cuerpo sin sepultura en medio de la plaza pública. Sísifo se encontró en los infiernos y allí irritado por una obediencia tan contraria al amor humano, obtuvo de Plutón el permiso para volver a la tierra con objeto de castigar a su esposa. Pero cuando volvió a ver este mundo, a gustar del agua y el sol, de las piedras cálidas y el mar, ya no quiso volver a la sombra infernal.
Los llamamientos, las iras y las advertencias no sirvieron para nada. Vivió muchos años más ante la curva del golfo, la mar brillante y las sonrisas de la tierra. Fue necesario un decreto de los dioses. Mercurio bajó a la tierra a coger al audaz por la fuerza, le apartó de sus goces y le llevó por la fuerza a los infiernos, donde estaba ya preparada su roca. Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es en tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser dedica a no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. no se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. los mitos están hechos para que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarla a subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la mejilla pegada a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de arcilla, de un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de ese largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, se alcanza la meta. Sísifo ve entonces como la piedra desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volverla a subir hacia las cimas, y baja de nuevo a la llanura. Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa. Un rostro que sufre tan cerca de las piedras es ya él mismo piedra.
Veo a ese hombre volver a bajar con paso lento pero igual hacia el tormento cuyo fin no conocerá. Esta hora que es como una respiración y que vuelve tan seguramente como su desdicha, es la hora de la conciencia. En cada uno de los instantes en que abandona las cimas y se hunde poco a poco en las guaridas de los dioses, es superior a su destino. Es más fuerte que su roca. Si este mito es trágico, lo es porque su protagonista tiene conciencia.
¿En qué consistiría, en efecto, su castigo si a cada paso le sostuviera la esperanza de conseguir su propósito?. El obrero actual trabaja durante todos los días de su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo.
Pero no es trágico sino en los raros momentos en se hace consciente. Sísifo, proletario de los dioses, impotente y rebelde conoce toda la magnitud de su condición miserable: en ella piensa durante su descenso. La clarividencia que debía constituir su tormento consuma al mismo tiempo su victoria. No hay destino que no venza con el desprecio.
Por lo tanto, si el descenso se hace algunos días con dolor, puede hacerse también con alegría. Esta palabra no está de mas. Sigo imaginándome a Sísifo volviendo hacia su roca, y el dolor estaba al comienzo. Cuando las imágenes de la tierra se aferran demasiado fuertemente al recuerdo, cuando el llamamiento de la dicha se hace demasiado apremiante, sucede que la tristeza surge en el corazón del hombre: es la victoria de la roca, la roca misma. La inmensa angustia es demasiado pesada para poderla sobrellevar.
Sin embargo, las verdades aplastantes perecen al ser reconocidas. Así, Edipo obedece primeramente al destino sin saberlo, pero su tragedia comienza en el momento en que sabe --
Edipo es el rey mítico de Tebas, hijo de Layo y Yocasta, que mató, sin saberlo, a su propio padre y desposó a su madre.Al nacer Edipo, el Oráculo de Delfos (El oráculo de Delfos fue un gran recinto sagrado dedicado principalmente al dios Apolo que tenía en el centro su gran templo, al que acudían los griegos para preguntar a los dioses sobre cuestiones inquietantes)Auguró a su padre, Layo, que aquel, al crecer, le daría muerte y desposaría a su mujer. Layo, queriendo evitar tal destino, ordenó a un súbdito que matara a Edipo al nacer. Apiadado de él, en vez de matarlo, el súbdito lo abandonó en el monte Citerón, colgado de un árbol por los pies, los cuales perforó. Un pastor halló el bebé y lo entregó al rey Pólibo de Corinto. Peribea o Mérope, la esposa de Pólibo y reina de Corinto, se encargó de la crianza del bebé, llamándolo Edipo, que significa ‘de pies hinchados’ por haber estado colgado.Al llegar a la adolescencia, Edipo, por habladurías de sus compañeros de juegos, sospechó que no era hijo de sus pretendidos padres. Para salir de dudas visitó el Oráculo de Delfos, que le auguró que mataría a su padre y luego desposaría a su madre. Edipo, creyendo que sus padres eran quienes lo habían criado, decidió no regresar nunca a Corinto para huir de su destino. Emprende un viaje y en el camino hacia Tebas, Edipo encuentra a Layo en una encrucijada, discuten por la preferencia de paso y lo mata sin saber que era el rey de Tebas, y su propio padre. Más tarde Edipo encuentra a la esfinge, un monstruo que daba muerte a todo aquel que no pudiera adivinar su acertijo, atormentando al reino de Tebas. A la pregunta de cuál es el ser vivo que camina a cuatro patas al alba, con dos al mediodía y con tres al atardecer, Edipo responde correctamente que es el hombre. La esfinge, furiosa, se suicida lanzándose al vacío y Edipo es nombrado el salvador de Tebas. Como premio, Edipo es nombrado rey y se casa con la viuda de Layo, Yocasta, su verdadera madre. Tendrá con ella cuatro hijos: Polinices, Eteocles, Ismene y Antígona.Al poco, una terrible plaga cae sobre la ciudad, ya que el asesino de Layo no ha pagado por su crimen y contamina con su presencia a toda la ciudad.Edipo emprende las averiguaciones para descubrir el culpable, y gracias a Tiresias descubre que en realidad es hijo de Yocasta y Layo y que es él mismo el asesino que anda buscando. Al saber Yocasta que Edipo era en realidad su hijo, se da muerte, colgándose en el palacio. Horrorizado, Edipo se quita los ojos con los broches del vestido de Yocasta y abandona el trono de Tebas, escapando al exilio. –

La sabiduría antigua coincide con el heroísmo moderno. No se descubre lo absurdo sin sentirse tentado a escribir algún manual de la dicha. «¿Cómo? ¿Por caminos tan estrechos...?». Pero no hay más que un mundo. La dicha y lo absurdo son dos hijos de la misma tierra. Son inseparables. Sería un error decir que la dicha nace forzosamente del descubrimiento absurdo. Sucede también que la sensación de lo absurdo nace de la dicha. «Juzgo que todo está bien», dice Edipo, y esta palabra es sagrada. Resuena en el universo y limitado del hombre. Enseña que todo no es ni ha sido agotado. Expulsa de este mundo a un dios que había entrado en él con la insatisfacción y afición a los dolores inútiles. Hace del destino un asunto humano, que debe ser arreglado entre los hombres. Toda la alegría silenciosa de Sísifo consiste en eso. Su destino le pertenece. Su roca es su cosa. Del mismo modo el hombre absurdo, cuando contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos.
No hay sol sin sombra y es necesario conocer la noche. El hombre absurdo dice que sí y su esfuerzo no terminará nunca. Si hay un destino personal, no hay un destino superior, o, por lo menos no hay más que uno al que juzga fatal y despreciable. Por lo demás, sabe que es dueño de sus días. En ese instante sutil en que el hombre vuelve sobre su vida, como Sísifo vuelve hacia su roca, en ese ligero giro, contempla esa serie de actos desvinculados que se convierten en su destino, creado por el, unido bajo la mirada de su memoria y pronto sellado por su muerte. Así, persuadido del origen enteramente humano de todo lo que es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando.
Los dejo con esta lectura que ,para mi, es muy densa en materia de sentido. Y además me gusta este escritor francés. (como escribe y lo que escribe). Cuando vuelva de correr, si nada se interpone.. expondré mi versión.